Cuando uno estudia una carrera (en mi caso, veterinaria), siempre hay alguna parte de la misma que resulta mortalmente tediosa. Encima, nunc...

DIBUJANDO EN CLASE

Cuando uno estudia una carrera (en mi caso, veterinaria), siempre hay alguna parte de la misma que resulta mortalmente tediosa. Encima, nunca falta el estudiante medio lento que interrumpe la dinámica de la clase haciendo alguna preguntonta (= pregunta tonta). Algunas preguntontas me daban ganas de noquear al estudiante en cuestión con algún objeto contundente, ya fuera un libro de tapa dura o una herradura de caballo. También existía la opción de estrangularlo con mi estetoscopio. Pero bueno, como nada de eso estaba permitido, tenía que armarme de paciencia y esperar a que el profesor continuara.

Sin embargo, otras veces era el profesor quien enlentecía la clase, hablando de cosas que no tenían ninguna relación con el tema del día o repitiendo el mismo concepto cuatro o cinco veces de distinta manera (probablemente en un loable esfuerzo para evitar las preguntontas).

Tampoco faltaba el profesor incompetente a quien nadie, ni siquiera yo (una cerebrito natural), podía entender. La solución a eso, no obstante, era más simple: salirse de la clase a tomar el sol. Créanme que en esos casos tomar el sol resultaba mucho más productivo.

En fin, la cuestión es que pasé momentos muy aburridos, y supongo que debía de verme más o menos así:


¿No les produce compasión mi cara de completo fastidio? ¿Ah no? Bueno, de acuerdo, estar aburrida no es tan malo como ahogarse en una fosa séptica, lo admito, pero ALGO tenía que hacer yo para disipar el tedio, y ese algo era dibujar.

Lo que más dibujaba eran monigotes ahorcados que reflejaban mi estado de ánimo al borde del colapso por aburrimiento. Pero mi vena artística estaba, incluso entonces, un poquito más desarrollada que eso, de modo que a veces me ponía a dibujar en serio. Así salieron las siguientes ilustraciones:




En realidad no me gustan mucho los ovinos (prefiero las cabras), pero de algún lado salió el carnero. Tal vez de mi signo zodiacal (sí, lo admito, soy de Aries; ¿algún problema con eso?).




Harry Potter tiene la culpa de que haya dibujado esa lechuza :-D En cuanto al hada, bueno, me tienen harta las hadas que parecen modelos anoréxicas. Además, ¿por qué habría de ser delgada un hada, si cualquier alimento es ENORME en comparación? Así que ¡hala!, me salió un hada gordita.


Eh... bien, como feminista he de admitir que los leones no me caen del todo bien. Ellos descansan mientras las leonas cazan y luego son los primeros en comer. ¡No se vale! Aun así no pude resistir la tentación de dibujar esa melena :-P

Diría que al final tanto aburrimiento no fue en vano, pero hice una fiesta cuando terminaron los cursos porque ya estaba más o menos así:


G. E.

2 comentarios:

  1. Me encanta el unicornio, la hadita gorda es entrañable, pero con la jirafa me he tenido que reír. ¡Tienes mano para el dibujo! ¡Y yo que pensaba que las artes plásticas las empleabas sólo para idear fractales! ya veo que me equivocaba :)

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  2. ¡Gracias por los elogios! Me alegra saber que de algo sirvieron tantas horas de aburrimiento en la facultad :-P

    G.

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