¿Recuerdan mi historia de Navidad del año pasado ? ¡Pues nada de Gissel Mamá Noel cariñosa esta vez! Y no es porque tuviera ganas de arruina...

LA GRINCH... ACALORADA

¿Recuerdan mi historia de Navidad del año pasado? ¡Pues nada de Gissel Mamá Noel cariñosa esta vez! Y no es porque tuviera ganas de arruinarles la fiesta a los demás; es que este año simplemente me ganó el rechazo hacia el consumismo desenfrenado, antiecológico y sin sentido de la dichosa Navidad. Caramba, si más que la paz y el amor, lo que la gente celebra son las comilonas, los regalos y la llegada de Papá Noel (puestos en ello, el Papá Noel moderno es un invento de la Coca-Cola, bebida perjudicial y antiecológica por donde se la mire *).

Por todo lo anterior... ¡decidí sabotear la Navidad de tipo consumista! Mi intención era subirme a mi dragón en Nochebuena, arruinar todos los fuegos artificiales de mi ciudad (vamos, que eso de tirar fuegos artificiales en Nochebuena es una soberana estupidez, y encima las pobres mascotas se aterrorizan), robarme todos los regalos antiecológicos, proclamar un regreso a los buenos valores morales, cambiar la comida chatarra por frutas y verduras, y promover de nuevo la adquisición de libros en lugar de frivolidades.

Sin embargo... hubo un pequeño inconveniente. Este 24 de diciembre fue el día más podridamente caluroso del año, con una ola de calor que en Argentina dio una sensación térmica de hasta 50 grados Celsius. En Montevideo, la ciudad quedó convertida en un sauna. ¡Y ya he dicho que detesto el calor!

¿Cómo iba a ponerme un traje de Grinch con semejantes temperaturas? ¡Si la cosa más bien estaba para andar desnudos! ¡O con cubitos de hielo metidos debajo de la ropa! Decidí entonces que mejor me pintaría de verde, aun a riesgo de que me confundieran con la Bruja Mala del Oeste, Linterna Verde, Flecha Verde, el Duende Verde o el pato-planta mutante de la serie El Pato Darkwing.

Pero no hubo caso, igual me ganó el calor. Y a Donald. Para ser un dragón que escupe fuego, el pobre tampoco pudo con las altas temperaturas. ¡Y ni hablemos de mi gato, ya que estamos! Se despatarró una y otra vez por toda la casa, buscando algún lugar medianamente fresco. Yo me la había pasado tomando agua desde la mañana, pero creo que hice pipí una sola vez en todo el día. (Lo sé, es demasiada información, pero estoy aprovechando la ocasión para hacer hincapié en lo importante que es cuidar la hidratación durante una ola fuerte de calor.)

En fin, mi plan se vino abajo porque Donald no logró despegar del suelo. Nos desplomamos los dos en la pista del aeropuerto, jadeando. Mi pintura verde acabó por formar un charco en el suelo. Si hubiera tenido implantes de silicona, también se habrían derretido (menos mal que estoy en contra de exagerar artificialmente los atributos femeninos).


Oh, bueno, la próxima vez será. Prepárense...

Feliz Navidad... ¡y buen aire acondicionado!

G. E.

* Oh, parece que la relación entre la vestimenta de Papá Noel y la Coca-Cola es una leyenda urbana, por eso taché la frase arriba. ¡Pero eso no hace que la Coca-Cola deje de ser una bebida perjudicial y antiecológica!

6 comentarios:

  1. Hola de nuevo

    Lo que tiene eso de vivir hemisferios diferentes. Aquí hace frío. El día 23 de diciembre, Nochebuena y Navidad han sido días en los que ha habido muchísima niebla. No se veía más allá de 25 metros.

    Siendo consciente del humor que hay en esta entrada, me resulta curioso recordar que escribí, una vez, un relato futurista distópico en el que se había prohibido celebrar la Navidad. Las razones no se explican, pero posiblemente se debió a odio al cristianismo, corrección política extrema (celebrar la Navidad se consideró ofensivo para los practicantes de otras religiones) y demostración de poder por parte de unos políticos que eran, nominalmente, democráticos, pero que tenían al pueblo sometido. Quizá, también, las razones para esa prohibición fueron dos que tú expones: que la gente come mucho estas fiestas y come cosas poco sanas, y que hay mucho consumismo.

    Aquel relato arrancaba con la aprobación de una ley de nombre pomposo, conocida popularmente la "ley anti-gordura", que declaraba ilegales alimentos considerados poco sanos y establecía la obligatoriedad de comer únicamente las dietas que el gobierno te asignara. En particular (y es vital para la trama) quedaban prohibidos todos los dulces.

    Un saludo y feliz navidad :)

    Juan.

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    1. ¡Eh, pues me gusta la idea de ese relato! ¿Puedo leerlo en algún lado? En cuanto a la Navidad... pues lo que escribí arriba, que me caería mucho mejor si no fuera uno de los peores ejemplos de orgía consumista deliberada. La mayor parte de la gente que conozco ni siquiera sabe lo que celebra :-/ Tampoco llegaría al extremo de prohibir la comida chatarra, pero no puede ser que la gente se descuide así y luego se queje de que está gorda :-P En fin, gracias por comentar y feliz Navidad o<]:-)

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  2. Ohhhh! Un plan genial si no hubiera fracasado. La próxima vez podéis planear excavar túneles y atacar desde el suelo. Así podéis estar más fresquitos si una ola de calor envuelve vuestra ciudad.Papá Noel no es un invento de Coca-Cola, pero si lo utilizan para publicitar la bebida en estas fechas. Por lo visto he sido bueno y me ha traído unos regalos con los que no contaba, ya que por aquí; al sur de España, se estilan más los tres reyes magos (Melchor, Gaspar y Baltasar)Considero igual que tu que la hidratación es muy importante. Muchos besos, feliz navidad y próspero 2013.

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    1. Tomaré en cuenta la sugerencia de los túneles, Luismi :-) ¿Ah, lo de la Coca-Cola es una leyenda urbana, entonces? Espérate que lo corrijo... Mientras tanto, feliz Navidad para ti también, pero lo del Año Nuevo lo dejaré para el 31/12 :-D ¡Besotes!

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  3. No concibo una navidad sin frio pero me encantaria vivirla. Feliz año y espero que nos sigas divirtiendo con tus relatos este 2013, no cambies :)

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    1. ¡Gracias! Feliz año para ti también. Podríamos intercambiar alguna vez: tú te vienes a pasar la Navidad con calor, y yo me voy a pasarla con frío y nieve :-D

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