¡Válgame, cómo pasa el tiempo! Primero mi dragón es un simple (pero enorme) huevo que alguien deja en mi puerta, y de pronto está cumpliendo...

EL CUARTO CUMPLEAÑOS DE MI DRAGÓN

¡Válgame, cómo pasa el tiempo! Primero mi dragón es un simple (pero enorme) huevo que alguien deja en mi puerta, y de pronto está cumpliendo cuatro años. (Me siento vieja. O tal vez no, porque no puede sentirse del todo vieja una persona que tiene un dragón.)

Este año me estrujé de nuevo los sesos pensando en qué podía regalarle. Es que un dragón de cuatro años no es como un niño de cuatro años, empezando porque mi Donaldito ya es un adulto joven, biológicamente hablando, y los regalos convencionales para humanos simplemente no van con su monumental y dragonesca persona.

Finalmente decidí llevarlo a uno de los mejores sitios del mundo: ¡Disney World! :-D O mejor dicho, él nos llevó volando hasta ahí porque es mucho más cómodo y barato que ir en avión, y luego yo me dediqué a pasearlo por los diferentes parques dado que ya había estado ahí. Dos veces. Sí, envídienme :-PPPP


Y lo pasamos genial. Digo, ya es bastante genial ir a Disney World, pero la diversión se multiplica aproximadamente por 10 cuando vas con un dragón. Al principio los turistas pensaron que él era una nueva atracción de los parques, tal vez el personaje de alguna película animada en progreso, y le sacaron tropecientas fotos (sobre todo los japoneses). Cuando al fin entendieron que Donald también estaba de visita, nos acompañaron a todas partes y entramos juntos a las diferentes atracciones de los parques. Hicimos como cien amigos nuevos de diversas nacionalidades :-D Algunos animadores de Disney también anduvieron detrás de nosotros dibujando a mi dragón, así que no se sorprendan si en algún momento crean un personaje sospechosamente parecido a él (en tal caso, más vale que nos paguen las regalías correspondientes).

La enorme estatura de Donald representó un ligero problema. Digo, era evidente que no iba a caber en los cochecitos de algunas atracciones, pero en otros lugares no querían dejarlo entrar de buenas a primeras. Tuve que hacerles notar dos cosas: que ellos sólo fijan una estatura MÍNIMA de 1,20 m, y que en los Estados Unidos hay gente tan, pero tan GOOOOORDA que no tenía sentido que discriminaran a mi dragón (quien no está gordo en absoluto, además).

En fin, una vez solucionado el inconveniente, nos metimos en todos los lugares posibles, incluyendo la mansión embrujada, el paseo de los piratas del Caribe y los simuladores de vuelo. Vimos todos los desfiles (nos colamos en algunos de ellos y nadie nos dijo nada, aunque bueno, mi dragón tiene garras y dientes y seguro que eso detuvo a los guardias en cada parque) y nos sacamos fotografías con la mayoría de los personajes de las películas de Disney. De hecho, los perseguimos a lo loco por todos lados. "¡Ahí está Cenicienta!", "¡ahí está el Capitán Garfio!" (adoro al Capitán Garfio), "¡ahí está Donald!" (me refiero al PATO). Luego encontramos a Mickey y...


Eh... bueno... ji ji... he de aclarar que mi dragón y yo DETESTAMOS al ratón Mickey. Es súper ñoño. Él y Winnie Pooh (este último se salvó de que le chamuscáramos el trasero simplemente porque no lo encontramos por ningún lado). Mickey salió corriendo y lo perdimos de vista. Luego detectamos una nube de gaviotas y cuervos revoloteando por ahí, pero quizás estuvieran devorando el cadáver de alguien más, o robando patatas fritas a los turistas. En todo caso, la compañía Disney no ha largado ningún comunicado oficial anunciando la muerte del personaje, pero por si acaso me alegra que no hayamos dejado evidencia física de la chamuscada. Es que los abogados de Disney no son ñoños, sino tremendos tiburones...

Regresamos a casa una vez terminado el paseo, y mi dragón me regaló una taza con esa inscripción de LA MEJOR MAMÁ DEL MUNDO. Gracias, Donaldito. Ya lo sabes, mami también te quiere :-) ¡Feliz cumpleaños!

G. E.

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